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viernes, 5 de marzo de 2010

LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA



¿A qué llamamos "doctrina social de la Iglesia"? Nuestra reflexión debe comenzar con un acercamiento al mismo concepto: "Doctrina Social de la Iglesia". Las discusiones sobre él se han acentuado en los últimos años. Para muchos el uso de la palabra "doctrina" no es el más adecuado; pero incluso quienes lo creen así acaban utilizándolo; su uso ha consagrado la palabra.
"Hoy la doctrina social de la Iglesia se centra especialmente en los hombres y las mujeres puesto que ellos están comprometidos en una red compleja de relaciones dentro de las sociedades modernas. Las ciencias humanas y la filosofía son útiles para interpretar el lugar central de la persona humana dentro de la sociedad y para proveer un mejor entendimiento de lo que significa ser un ser social. Sin embargo, la verdadera identidad de una persona es revelada completamente a través de la fe, y precisamente es de la fe de donde comienza la doctrina social de la Iglesia. Si bien se sirve de todas las contribuciones hechas por las ciencias y la filosofía, la doctrina social de la Iglesia está apuntada a ayudar a la humanidad en el camino de la salvación".

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Los principios en el corazón de la enseñanza de la Iglesia son:
• La vida, la dignidad y los derechos de la persona humana. La medida de cada política está en cómo protege la vida humana, promueve la dignidad y respeta los derechos humanos. Este principio es el fundamento de la enseñanza de la Iglesia sobre la guerra, la paz y la vida social.
• La opción preferencial por los pobres. En la doctrina social católica los pobres y vulnerables tienen el primer lugar en nuestras conciencias y políticas. Si bien el lenguaje es nuevo - es un lenguaje que proviene de América Latina - ha sido abrazado por toda la Iglesia como la expresión contemporánea de Mateo 25: seremos juzgados por todo lo que hayamos hecho por los más humildes, "por los más pequeñitos".
• La solidaridad. Este es un principio esencial para edificar un mundo nuevo. Es una expresión moral de interdependencia, un recuerdo de que somos una sola familia sin importar nuestras diferencias de raza, nacionalidad o posición económica. Las personas de tierras lejanas no son enemigas ni intrusas, los pobres no son una carga, son hermanas y hermanos, dotados de vida y dignidad, a quienes estamos llamados a proteger.

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